Frijoles blancos ecológicos Aportes nutricionales: Los frijoles blancos ecológicos, como el resto de legumbres, es un alimento que contiene principalmente hidratos de carbono complejos, que nos aportan energía de larga duración y que además tienen un efecto saciante, por lo que son útiles en las dietas de control de peso. Como cualquier otra legumbre, aporta una cantidad importante de proteínas, aunque son de un valor biológico inferior porque carecen algunos de los aminoácidos esenciales (los que el cuerpo no puede fabricar y deben tomarse con la dieta). Los frijoles son deficientes en aminoácidos azufrados (metionina y cistina) y tienen poco triptófano, pero si se combinan con cereales se obtiene una proteína de elevada calidad. Teniendo en cuenta que, en promedio, las legumbres contienen tres veces más proteínas que los cereales, una combinación óptima -semejante a la de un bistec- sería legumbre con cereal en una proporción de 1 a 3; por ejemplo, frijoles con arroz. Otra combinación posible es legumbre con una cucharada sopera de semillas; por ejemplo, frijoles con semillas de gira-sol. La combinación de las legumbres con cereales o con semillas proporciona una cantidad de proteínas totales mayor que la resultante de la suma de las partes por separado. También cabe destacar su contenido en fibra soluble e insoluble, que nos ayuda a mejorar el estreñimiento, impide la absorción intestinal del colesterol -por tanto, nos ayuda a controlar lo-, disminuye el riesgo de cáncer de origen gastrointestinal y actúa de probiótico de la flora de los intestinos. Finalmente, se trata de una legumbre muy rico en minerales como el potasio, el hierro -un gran aliado en casos de anemia, pues- y el magnesio. El magnesio es esencial para que funcione la hormona calcitonina -que ayuda a incrementar el calcio en los huesos y el retienen y es una gran ayuda para luchar contra las artritis. Aportaciones terapéuticas: Las legumbres un alimento que ayuda a fortalecer el elemento agua; es decir nutren los riñones y regulan las glándulas suprarrenales. Por lo tanto, ayudan a regular los niveles de agua en el organismo, promueven una actividad sexual equilibrada y un desarrollo adecuado del cuerpo de los niños, incluyendo el cerebro. La importancia de masticar bien las legumbres: la digestión de los hidratos de carbono de todos los alimentos, y en especial de las legumbres, comienza en la boca, con la enzima ptialina, que es una amilasa -el nombre viene de la acción de romper el almidón, es decir, de convertir las cadenas largas de hidratos de carbono en azúcares más cortos de fácil asimilación. Si el alimento no se queda en la boca bastante tiempo para que esta enzima haga su trabajo, deberá hacer la amilasa pancreática del duodeno (intestino delgado). Desgraciadamente, el páncreas de la mayoría de personas, sobre todo de las consumidoras habituales de azúcares, está agotado y no es apto para llevar a cabo esta tarea; de ahí los problemas de hinchazón, gases e incomodidad en general que se originan después de comer -o mejor dicho de engullir un plato de legumbres. Por lo tanto, por favor, recuerde: hay que masticar cada cucharada a conciencia hasta que esté completamente impregnada de saliva, es decir, unas 35 o 40 veces-, y sobre todo, intentar no beber nada de agua mientras se come porque diluye la potencia de la enzima de la saliva y evita que pueda trabajar bien.

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